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Visión de desarrollo para hacer reformas y crecer competitivamente

Enero 24 / 2019

El año 2018 significó un retroceso en el número de trabajadores con empleo formal, afectando sólo en Lima Metropolitana a un 0,5% de la fuerza laboral. Es decir, mientras que en el 2017 un total de 3´099,300 trabajadores tenía empleo formal, en el 2018 perdieron esta condición 16,200 trabajadores. De otro lado, según el INEI, el año pasado el desempleo afectó a 348,100 personas, alcanzando al 6,7% de los trabajadores.

Esto significa que pese al crecimiento promedio de 4% alcanzado el año pasado, la informalidad y el desempleo aumentaron, principalmente por los sobrecostos laborales no remunerativos y la rigidez laboral, con la normatividad actual, incentivos negativos para la creación de empleo formal por las empresas.

Por lo que es necesario priorizar las reformas laborales pendientes, las cuales forman parte de la Política Nacional de Competitividad y Productividad (PNCP), aprobada recientemente por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), cuya finalidad, entendemos, es crear las condiciones para un mercado laboral dinámico y competitivo que promueva la generación de empleo formal.

De acuerdo a estas cifras del INEI, el 59,3% de la población adecuadamente empleada se encuentra en el sector Servicios, el 15,7% en Comercio, el 14,4% en Manufactura y el 9,5% en Construcción. Asimismo, el empleo adecuado se incrementó en 0,5% en las empresas de 1 a 10 trabajadores (microempresas) y disminuyó en 3,8% en las empresas de 11 a 50 trabajadores (pymes). En tanto, por género, el empleo adecuado en hombres creció en 1,1%; mientras que en mujeres se redujo en 1,7%.

Por nivel educativo, el empleo adecuado en la población con educación secundaria se incrementó en 3%, y de los ocupados con educación primaria o menor nivel en 1,3%; mientras que en la población con educación superior no universitaria se redujo en 5,9% y en la población con educación universitaria en 2,2%.

Esta realidad de Lima Metropolitana se replica en las regiones, y en algunos casos de modo más dramático, dando lugar a que la informalidad del país alcance a más del 70% de nuestra economía. En suma, como advierten los expertos, “no existe una relación lógica entre el avance del PBI y la destrucción de los empleos formales, así como con el incremento del subempleo y desempleo”.

Para todos los efectos, la creación de mayores empleos formales y mejor remunerados, y acabar con el desempleo, depende de cinco aspectos básicos. En lo inmediato, se requiere de una reforma que flexibilice la política laboral, acompañada de la modernización del sistema tributario que, entre otros, incentive a las empresas una permanente capacitación de sus trabajadores para elevar su productividad y, consecuentemente, sus remuneraciones.

En el mediano plazo, se requiere una sustancial mejora en la educación, enfatizando la formación técnico profesional y de expertos para los diversos campos de la economía, en sintonía con la demanda de los agentes económicos. Y, paralelamente, emprender la mejora de los servicios de salud, comenzando con una mejor alimentación desde la niñez para la preservación del capital humano, que es el mayor activo de las empresas y del país.

Ello debe complementarse, si aspiramos a ser un país desarrollado, con la atracción de mayores inversiones para modernizar la infraestructura vial, de puertos, aeropuertos, ferrovías y de comunicaciones, no solo para integrar productiva y socialmente al país, sino además para hacer posible que nuestros productos con valor agregado accedan competitivamente a los mercados internacionales.

Las cámaras de comercio regionales apoyan toda iniciativa orientada a que esto se haga posible, pues tenemos los suficientes recursos, solamente hace falta la unidad para poner en práctica esta visión de desarrollo, finalmente la firme voluntad y decisión de hacerloLas cámaras de comercio regionales apoyan toda iniciativa orientada a que esto se haga posible, pues tenemos los suficientes recursos, solamente hace falta la unidad para poner en práctica esta visión de desarrollo, finalmente la firme voluntad y decisión de hacerlo.