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Gestionar por indicadores no alcanza

Mayo 13 / 2019
Iván Arrieta García, consultor y conferencista internacional de Balanced Scorecard

“No se puede gestionar lo que no se puede medir” es uno de los mandamientos más aceptados del management moderno. Sin embargo, no siempre rinde los frutos esperados.

Hacerlo de forma errónea no nos dará el real diagnóstico de la entidad, originando toma de decisiones incorrectas y, por ende, complicando la viabilidad estratégica de la misma.

Dashboard

Ventaja:

Un dashboard es una consola de indicadores, visualmente amigable, monitoreada con un soporte tecnológico que permite analizar la data tanto del nivel macro al micro como de forma temporal, evaluando sus tendencias.

Peligro potencial:

a) El dashboard no tiene forma de identificar por sí solo cuáles son los indicadores estratégicos de la entidad.

Por lo tanto, no necesariamente se está monitoreando en dicha consola todos los indicadores estratégicos que se deberían tener, por lo que la foto puede estar incompleta para diagnosticar la salud financiera de la entidad.

b) Se puede tener monitoreado en un mismo dashboard indicadores estratégicos con indicadores operativos, por lo que su diagnóstico puede no ser limpio.

Es decir, más indicadores en verde no necesariamente son mejores; pues muchos indicadores operativos en verde y solo un indicador estratégico en rojo como la salud financiera de la entidad, debiera ser suficiente para tener claro que se tiene un grave problema.

Solución:

Es recomendable elaborar un dashboard después de haber identificado con un Balanced Scorecard (BSC) los indicadores estratégicos de la entidad.

Elaborado de esta forma el dashboard sí es útil, convirtiéndose en un buen complemento del BSC, pues así estaremos monitoreando, en una misma consola, indicadores con igual importancia estratégica y con una riqueza visual amigable.

OKR

Ventaja:

Los Objectives and Key Results (OKR) tienen un enfoque interesante, pues no solo impulsan a la gerencia a calcular métrica, sino a definir objetivos previamente.

Los OKR buscan alinear a los distintos equipos de trabajo. Su metodología ágil la hace atractiva en este mundo de continuos cambios.

Peligro potencial:

a) La metodología no invita a elaborar una hoja de ruta de los OKR.

La metodología recomienda definir unos pocos objetivos que deberían dar una idea de la intención estratégica de la entidad.

Sin embargo, dichos objetivos están definidos como si fueran independientes entre sí, cuando en realidad debería haber un grado de causalidad en la formulación de ellos rumbo al cumplimiento de un objetivo superior.

b) La agilidad de su manejo hace que muchas veces los OKR tengan más un sesgo operativo que estratégico.

Si no se invirtió tiempo en definir previamente los objetivos e indicadores estratégicos con un Balanced Scorecard, lo que tendremos es agilidad operacional pero con miopía o desalineamiento estratégico, lo cual es grave. La agilidad operacional sola es de por sí insuficiente y peligrosa.

Solución:

Es recomendable diseñar primero un BSC y dejar que sus cimientos operacionales sean dinámicos, lo cual implica dejar abierta la posibilidad de, incluso, cambiar el enfoque estratégico si el mundo terrenal así lo requiriera en el camino.

Aspirar a contar con un Balanced Scorecard ágil y potente es el enfoque de la nueva generación de BSC.

Objetivos SMART

Ventaja:

Es una metodología que consiste en definir objetivos específicos y relevantes, medidos con indicadores relacionados a metas y tiempos de cumplimiento claramente establecidos.

Peligro potencial:

La metodología no invita a pensar en definición de hoja de ruta de objetivos SMART intergerencias.

Es decir, podría solicitarse a cada gerencia funcional que defina sus objetivos SMART y los despliegue en todo su personal subalterno, alineando así a todos ellos, pero conviviendo quizás con un grave desalineamiento con los de otra gerencia.

Solución:

Es recomendable la definición previa de un Balanced Scorecard, pues nos invitará a identificar primero los objetivos estratégicos para cada gerencia funcional, haciéndolos interrelacionar en relaciones causa-efecto rumbo a un objetivo superior: Maximizar la generación de valor.

Una vez definidos estos, la metodología SMART tiene más posibilidades de tener éxito, pues los objetivos superiores de cada gerencia funcional estarán interrelacionados en causalidad en dicho BSC, permitiendo lograr el buscado alineamiento estratégico intergerencias.

Reflexión final

Gestionar con indicadores no alcanza, no asegura el éxito. Hay que hacer bien la tarea.

Hacerlo de manera errónea puede traernos graves consecuencias. Hacerlo correctamente nos permitirá elevar el nivel de gestión y de enfoque estratégico de la entidad.